Gracia, del latín “Gratia”: Benevolencia, favor o beneficio recibido sin ningún tipo de merecimiento.
Agradecer, derivada del latín “Gratitudo”: Valoración que se tiene y siente hacia aquel (aquello) que realiza un favor, que presta ayuda u otorga algún beneficio.
El día de acción de gracias, como lo conocemos hoy, es una celebración de origen cristiano, conocida en todo el mundo, que se celebra principalmente en Estados Unidos, Canadá y en otros países. Esta celebración conmemora, en la actualidad, la llegada de los primeros colonos europeos a tierras nativas de América del Norte. Y en ella se agradecen los frutos cosechados y todas las bendiciones recibidas a lo largo del año. Sin embargo, esta es una costumbre muy conocida y practicada por todas nuestras culturas ancestrales en el mundo, los nativos celebraban los inicios y términos de ciclos de forma regular, agradeciendo a la Madre Tierra por todo lo que nos ofrece. Para nuestros pueblos ancestrales dar las gracias a los dioses y a la Pachamama es parte natural y necesaria de su vida. Gracias a su cosmovisión, ellos entienden que todos estamos conectados, que todos estamos unidos, que somos parte de todo. Nuestros pueblos nativos entienden que para que el ser humano sobreviva necesita interactuar en forma armónica y agradecida con nuestro entorno, con nuestro planeta.
Dar las gracias debería ser un hábito de todos los días. Al abrir los ojos cada mañana y darnos cuenta de qué estamos vivos; al empezar a movernos y darnos cuenta de qué estamos sanos y tenemos movimiento; al voltear a ver lo que hay alrededor de nosotros y agradecer que tenemos un techo, que tenemos ropa, que tenemos las cosas que necesitamos para vivir.
Dar las gracias no debería ser una celebración anual sino un acto cotidiano de humildad, de reconocimiento y de regocijo.
Te invito a reflexionar cada día, a cada momento, en todo lo que SÍ tienes, en todo lo que te permite vivir de manera más cómoda, más fácil, y a agradecer desde el corazón, desde lo más profundo de tu ser.
Hazte el hábito, al final de cada día antes de acostarte, de escribir en alguna libreta, que designes especialmente para esto, por lo menos 3 cosas, situaciones o personas que hayan sido motivo de agradecimiento a lo largo del día que está terminando, y a que te acuestes sintiendo gratitud sincera por esos motivos; Practica una vez a la semana, la lectura de los tres motivos de agradecimiento de los días anteriores, durante esa semana, para recordarlos, para revivirlos, para agradecerlos junto con los de ese día.
Hagamos de todos los días Un Día de Acción de Gracias y todo empezará a fluir de forma diferente, con menos obstáculos, con mayor abundancia; recuerda que cuando agradecemos atraemos más cosas positivas a nuestra vida.
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