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Sāṃkhya y los 25 Tattva: el mapa de la existencia

Actualizado: hace 6 horas


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El universo entero es una danza entre conciencia y naturaleza.

El Sāṃkhya nos ofrece un mapa sagrado: los tattva, los principios que muestran cómo de lo absoluto surge la mente, los sentidos y la materia. Comprenderlos no es solo un ejercicio filosófico: es un recordatorio de que detrás de todo lo manifestado habita Puruṣa, la conciencia pura que observa y da sentido a la vida.

El universo entero, en su misterio infinito, puede parecer caótico y azaroso. Sin embargo, la filosofía india nos recuerda que detrás de cada manifestación hay un orden sagrado. El Sāṃkhya, una de las escuelas más antiguas de la India, nos ofrece un mapa detallado para comprender la creación y, sobre todo, para reconocer lo eterno dentro de lo pasajero.

El término tattva significa literalmente “eso-idad” o “principio fundamental”. Son los elementos esenciales que describen cómo lo Absoluto, aquello que no tiene forma, se despliega hasta convertirse en materia. Según la tradición sāṃkhya, existen 25 tattva: 23 que surgen del primer tattva Prakṛti (la naturaleza primordial) y 1 más, Puruṣa, la conciencia pura, que observa y da sentido a todo.


Lo Absoluto: Puruṣa y Prakṛti

En la base del sistema se encuentran dos principios eternos y coexistentes:

  • Puruṣa: la conciencia pura, inmutable, sin cualidades. Es el testigo silencioso, el “yo” más profundo que no nace ni muere.

  • Prakṛti: la naturaleza primordial, la semilla de todo lo creado. Es dinámica, fértil, llena de potencial, pero sin conciencia propia.

El universo entero surge cuando la luz de Puruṣa toca el lienzo de Prakṛti. Esa unión hace que lo invisible se manifieste en múltiples formas, dando origen a los tattva.


Las Guṇa: las fuerzas que mueven la creación

Antes de desplegarse como formas, Prakṛti vibra en tres cualidades llamadas guṇa, que permearán toda la creación:

  • Sattva → claridad, armonía, pureza, ligereza.

  • Rajas → movimiento, deseo, impulso, acción.

  • Tamas → inercia, oscuridad, resistencia, pesadez.

Estas tres energías no son tattva separados, sino hilos que tejen cada manifestación. Si los tattva son los ladrillos de la existencia, los guṇa son los colores con los que esos ladrillos se pintan. En nuestra vida cotidiana, son los que tiñen nuestra mente, nuestras emociones y nuestras acciones.

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El despliegue de los tattva

El Sāṃkhya describe paso a paso cómo la existencia se despliega desde lo más sutil hasta lo más denso:

  1. Instrumentos del conocimiento (Antaḥkaraṇa):

    • Buddhi (intelecto, discernimiento).

    • Ahaṃkāra (ego, sentido de “yo soy”).

    • Manas (mente, facultad que coordina los sentidos).

  2. Órganos de percepción (Jñānendriya):

    • Śrotra (oído).

    • Tvak (piel).

    • Cakṣus (ojo).

    • Jihvā (lengua).

    • Ghrāṇa (nariz).

  3. Órganos de acción (Karmendriya):

    • Vāk (boca, habla).

    • Pāṇi (manos).

    • Pāda (pies).

    • Pāyu (ano, excreción).

    • Upastha (órganos reproductores).

  4. Elementos sutiles (Tanmātra):

    • Śabda (sonido).

    • Sparśa (tacto).

    • Rūpa (forma/color).

    • Rasa (sabor).

    • Gandha (olor).

  5. Grandes elementos (Mahābhūta):

    • Ākāśa (éter/espacio).

    • Vāyu (aire).

    • Tejas o Agni (fuego).

    • Āpas o Jala (agua).

    • Pṛthvī (tierra).

Así, desde la semilla primordial, se van desplegando todos los niveles de la existencia, desde lo invisible hasta lo material.

Espiritualidad en el Sāṃkhya

Este mapa no es solo un ejercicio intelectual. Es un espejo que nos muestra dónde estamos y hacia dónde podemos regresar. Comprender los tattva nos recuerda que todo lo que percibimos, todo lo que hacemos y todo lo que sentimos, es parte del juego de Prakṛti.

Pero lo esencial no cambia: somos Puruṣa, la conciencia que observa. Ahí está la libertad del yoga: no confundirnos con las olas de la mente, sino reconocernos como el océano que las contiene.


Cada vez que meditamos, cada vez que aquietamos los sentidos y nos volvemos hacia adentro, estamos regresando al testigo. El viaje espiritual es aprender a vivir en el mundo de los tattva sin olvidar que nuestra verdadera naturaleza es la conciencia pura.


Los tattva nos enseñan cómo la vida se despliega en capas. Los guṇa nos recuerdan que cada experiencia está teñida por cualidades distintas. Y el yoga nos invita a recordar que más allá de todas esas formas somos luz, somos el testigo eterno.

Todo lo manifestado es juego de Prakṛti.La paz surge al recordar que en esencia somos Puruṣa: conciencia pura.


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